viernes, 24 de abril de 2009

Señor Arbitro

Realmente vale la pena leer este artículo.
Este texto es una reproducción de un articulo de José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo publicado en su columna del diario La Afición el día 4 de Marzo del presente año.

En la insuperable fauna del estadio existimos columnistas infumables, directivos diabólicos, federativos satánicos, futbolistas ruines, aficionados malvados, analistas fastidiosos, comentaristas sátrapas y dueños canallas. Aun así, lo culpamos de todos nuestros males porque en el fondo, le tenemos miedo a la oscuridad:

–Un error suyo puede salir carísimo y, sin embargo, es el peor pagado del fútbol.
–Vive de las tarjetas, aunque nadie le otorgue crédito.
–Llega solo al estadio, pero generalmente sale escoltado.
–Es el que más corre detrás de la pelota y nadie agradece su esfuerzo.
–Hablan de su cuenta bancaria, pero nunca he visto alguno manejando un Lamborghini.
–Nadie compra sus camisetas, aunque se diga que están a la venta.
–Si pierde la calma, pierde el partido; y si gana el partido, perdió la cabeza.
–Nunca grita gol, aunque sea el más cercano a la jugada.
–Es un pagano dentro de la cancha, pero el que más vocación tiene.
–Era el más malo de la cascarita.
–Tienen todo el poder y al mismo tiempo, ningún poder de convocatoria.
–Duerme mejor un día antes del partido, que el día después.
–Son los primeros en llegar al campo y los últimos en irse.
–Nadie le aplaude una gran jugada.
–Cuando sale en la portada, es para llamarlo bandido.
–No tiene hotel de concentración, pero es el más concentrado.
–Su condición física es envidiable, pero sus condiciones de trabajo no son ideales.
–Es el héroe de su casa, pero el más buscado del vecindario.
–La televisión lo desnuda, pero nadie se atreve a vestir como él.
–El único niño que sigue su ejemplo, por lo general es sobrino suyo.
–Todo mundo cuestiona sus jugadas, aunque el delantero se coma tres goles.
–Le pedimos sentido común, cuando lo perdió completamente al querer ser árbitro.


Como pueden ver o leer, es una joya este textito que me lo encontré en Fútbol Bizantino.

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